miércoles, 16 de octubre de 2013

EXTRAYENDO EL ORO DE LAS
BUENAS INTENCIONES
Por: Ana Isabel Carmona
Curso: Destrezas Gerenciales-UCI/MAP

Hay un dicho popular que reza “el camino al infierno está lleno de buenas intenciones”, y es que no siempre lo que hacemos termina dando el resultado esperado, o muchas veces por temor ni siquiera lo intentamos.  Esto no es tan difícil de comprender cuando se trata de aplicarlo al plano personal, porque de alguna u otra forma el afectado es uno; pero cuando tratamos de hacerlo en el plano profesional, no siempre resulta fácil “extraer el oro de las buenas intenciones”.  

Cuando estamos en una posición de liderazgo es más difícil confiar, porque no conocemos las intenciones del otro, si son buenas o malas, tampoco sabemos si la persona está segura de ellas.  Hoy día nadie invierte tiempo en el análisis de sus acciones, consecuencias y resultados; sino que se toman decisiones, muchas veces sin asumir la responsabilidad de sus errores.

Si bien es cierto que somos seres humanos y como tales no somos perfectos, estamos propensos al error; aunque hagamos todo lo posible por no equivocarnos en algún momento sucederá.  Pensar que si a nosotros nos puede suceder ¿por qué no a los demás?

 “Extraer el oro de las buenas intenciones” es una expresión que tiene que ver con confianza y fe en las personas, poder sacar lo bueno de la gente, o como dice Chespirito, “ver las cosas por el lado amable”.  Maxwell, en su libro “25 maneras de ganarse a la gente”, habla sobre el tema y ofrece 3 consejos para obtener lo mejor de las personas: 
1.      Mirar las cosas desde la perspectiva de las personas (ponerse en el lugar de los otros)
2.      Conceder a las personas el beneficio de la duda (evitar el juicio anticipado)
3.      Recuerde lo bueno de ellos y no lo malo

Otorgarle a alguien el beneficio de la duda, puede acarrear consecuencias que afecten a la empresa para la cual trabajamos, o que tal vez se ponga en riesgo el éxito de un proyecto a nuestro cargo,  en todo caso la decisión va más allá del perdón. Decidir se torna más difícil si te pones a pensar qué pasaría si de ti se tratara, lo que es lo mismo, “ponerse en los zapatos del otro”. 

Cuando somos niños de cierta forma somos un poco torpes, es natural estamos en la fase de aprendizaje.  Entonces, ¿por qué si un niño derrama un vaso con agua es reprendido y castigado, y cuando se trata de un adulto el error  no da para tanto?  ¿Es que acaso el niño si tuvo la intención de tirar el vaso y el adulto no?  Al final, es muy probable que ninguno de los dos tuviera la intención de hacerlo, sin embargo sucedió.

Volviendo al beneficio de la duda, este requiere de confianza, la cual se ha visto disminuida hoy día por la pérdida de valores.  Creer en las personas ya no es tan fácil, y es que los seres humanos tenemos hábitos conductuales no muy saludables, y es posible que justificando o perdonando ciertas acciones sintamos que nos quieren ver la cara de tontos o de inocentes.  No es sano desconfiar de todo pero tampoco creer en todo, como líderes debemos tener la capacidad suficiente para reconocer lo uno de lo otro.

Es importante que analicemos cada conducta dependiendo de quién viene, tratando de descubrir las razones que los motivan o los mueven a actuar de la forma que lo hacen.  No todos le damos el mismo valor a las cosas. Un poco de instrucción vendría bien, parte de nuestra función en una posición de liderazgo es el desarrollo de otros, y reconocer las capacidades y habilidades de nuestros colaboradores para poder ubicarlos en los puestos donde se pueda obtener lo mejor de ellos.  Esto es mejor, antes de despedirlos sin siquiera haberles dado el beneficio de la duda.

Siguiendo el tercer consejo de Maxwell que tiene que ver con recordar lo bueno de las personas y no lo malo.  Pondré el ejemplo del funcionario que siempre ha hecho un buen trabajo, es reconocido por ser un buen funcionario; pero resulta que un día toma una mala decisión y comete un error, intentando hacer algo bueno resulta lo contrario.  De pronto ese buen funcionario deja de serlo a los ojos de su superior y es juzgado por ese único hecho, olvidando los aciertos y el buen desempeño obtenido hasta ese momento.  Este tipo de situaciones tienen que ser evitadas por un líder, ya que ser líder es más que asumir la posición del “jefe” convencional.

Concluyendo, es importante que como líderes aprendamos como extraer el oro de las buenas intenciones de nuestros colaboradores y poder aplicar una de las competencias que todo buen líder debe tener y es el fortalecimiento y desarrollo de capacidades de quienes forman parte de nuestro equipo de trabajo.  Andrade en artículo publicado sobre el tema en su sitio web, ofrece cinco cosas prácticas y rápidas para extraer el oro de las intenciones fallidas de nuestra gente:

1.     Descubre el valor detrás de la conducta. Por lo general las metas,  trabajo desafíos, etc. Son "pretextos" para vivir un " valor". Los valores mueven nuestra conducta o las paralizan. ¿Que valora esta persona que actuó de esta manera?  Podríamos hacer las siguientes preguntas a nuestro miembro de equipo que cometió un error: ¿Cómo te hubieses sentido si hubiera salido correcta tu decisión?
Las respuestas a estas preguntas nos aproximarían a conocer sus valores y encauzarlos en la forma correcta para que decidan bien!
2.     Escribe en un papel los valores que descubras de él y haz que él también lo haga.
3.     Entrégale una tarea para hacer en donde busque en su trabajo dentro del equipo que podría hacer, pero que lo haría feliz viviendo sus valores.
4.     Verifica que su valor esté presente en su puesto de trabajo, si no es así cámbialo a otro puesto o dale nuevas tareas en donde su valor esté vivo.
5.     Mide por etapas o estaciones (cada mes, cada tres meses, cada seis meses, etc.) cuando y como se cae su valor o se incrementa para delegarle más tareas o menos para que mejore su aporte al equipo. Esto también te ayudará a saber cómo ayudarlo cuando este bajo y darle impulso o momentum cuando esté en alta[1].

Empecemos a aplicarlas, y obtengamos lo mejor de nuestro equipo de colaboradores!

viernes, 1 de febrero de 2013

Ensayo: La Fundación Inter-Americana - Aportes al cumplimiento de la Carta de la Tierra


La Carta de la Tierra es un documento que representa un S.O.S en un momento crítico para la permanencia de la vida en el planeta Tierra.  “Es una expresión de esperanza y un llamado a contribuir a la creación de una nueva sociedad global en una coyuntura histórica crítica. Busca inspirar en todos los pueblos un nuevo sentido de interdependencia y responsabilidad compartida por el bienestar de la familia humana y del mundo en general.”[1]  Este llamado a la acción “ahora”, no es exclusivo de un sector o grupo, se refiere a todos sin exclusión ni excepción.  Se plantea como un reto a mirar hacia lo interno de nosotros como seres humanos, de las empresas, gobiernos, organizaciones, etc., a hacer un análisis de los valores y acciones para empezar a proponer y generar cambios que frenen los procesos de autodestrucción  bajo los cuales ha estado inmerso el planeta.  La Carta de Tierra propone cambios que dejan de lado el egocentrismo y egoísmo y abren la posibilidad de pensar un futuro en común con bienestar para todos y todas.  Y es a este llamado que se suma la Fundación Inter-Americana, IAF por sus siglas en inglés.

La IAF, es un organismo autónomo de asistencia exterior del gobierno de los Estados Unidos, creada en 1969 para promover el desarrollo basado en la autoayuda mediante donaciones directas a organizaciones de América Latina y el Caribe. Su presupuesto operativo está compuesto por asignaciones del Congreso y recursos provenientes del Fondo Fiduciario de Progreso Social[2].  La IAF financia proyectos propuestos por organizaciones de base comunitaria (OBC) que buscan mejorar las condiciones de vida de las personas en situaciones de desventaja y exclusión, que busquen además incrementar su capacidad para la toma de decisiones y autogobernarse, establecer alianzas con el sector público, el sector empresarial y la sociedad civil.

La IAF responde a los principios planteados en la Carta de la Tierra, al buscar que en su accionar y los proyectos que financia se desarrollen y ejecuten de manera sostenible haciendo un uso responsable de los recursos naturales y comunitarios.  Al acoger propuestas que busquen soluciones innovadoras a problemas de desarrollo; y que hagan un uso eficiente de los recursos de la comunidad de manera equitativa, participativa y sostenible; contribuye a asegurar que los “frutos y la belleza de la Tierra se preserven para las generaciones presentes y futuras”.  Al apoyar proyectos diseñados y ejecutados con amplia participación de los beneficiarios, donde se busque fortalecer su capacidad para autogobernarse y gestionar su propio desarrollo de manera sostenible, en alianza con  gobiernos locales, la comunidad empresarial y otras organizaciones de la sociedad civil; la IAF está diciendo sí a la erradicación de la pobreza; sí a la promoción del desarrollo humano equitativo y sostenible; sí al trabajo con igualdad y equidad de género y al reparto justo de los beneficios.

La IAF no identifica problemas ni sugiere proyectos, más bien responde  a las iniciativas que le son presentadas y son seleccionadas por su valor intrínseco.  Porque IAF reconoce que el poder y las posibilidades de cambio nacen al seno de las comunidades locales; ya que es ahí donde el impacto de los problemas ambientales, sociales y económicos son sentidos con mayor fuerza, y aún más por los sectores marginalizados; y reconoce también que solo ellas están en la capacidad de proponer y construir soluciones viables y sostenibles a esa problemática.

IAF entiende que brindando las herramientas y recursos; generando y fortaleciendo el conocimiento; estableciendo alianzas; promoviendo la participación sin exclusión, la auto-gobernanza, la protección, conservación y uso sostenible de los recursos naturales; buscando que los beneficios alcancen a la mayor población posible;  es como las comunidades se apropian y empoderan de los proyectos y procesos; y es el camino  al desarrollo sostenible que engloba la Carta de la Tierra.

Bibliografía:

     México. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo Sustentable. (2010). La Carta de la Tierra México. México D.F.

     Fundación Inter-Americana (IAF). (2012). Revista Desarrollo de Base. Volumen 33. Washington D.C.


[1] México. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo Sustentable. (2010). La Carta de la Tierra México. México D.F.
[2] Fundación Inter-Americana (IAF). (2012). Revista Desarrollo de Base. Volumen 33. Washington D.C.

lunes, 28 de enero de 2013

ANHELO


Quisiera soñar un mundo de amor y esperanza,
donde no haya  más guerra, donde el dolor no exista.

Donde cada niño y niña pueda sonreír feliz,
sin tener que sufrir el horror de  una vida
que al nacer no pidió, más sus padres forjaron.

Un mundo de colores de alegría y cariño,
donde no haya espacio para el sufrimiento y el hambre,
donde  cada hogar y mesa estén llenas de alimentos.

Un mundo al cual tomados de la mano,
podamos volar unidos dejando atrás el olvido,
para vivir en la paz que produce el sentir
que eres dueño de elegir un futuro más humano.

(Por: MorphoAC-Ana Carmona)